sábado, 27 de junio de 2009

Retazos VI



El ambiente a cada momento iba haciéndose más pesado, el aliento insistente del sol había calentado la estancia hasta tal punto que, cuando cayó la noche, incluso las sábanas desprendían calor.

Una mujer reinaba ante aquel silencio imperturbado,
el camisón de raso blanco y encaje dibujaba su silueta de diosa quebrada,
sus rizos caían sinuosos por su espalda semi descubierta, acariciándola tímidamente,
escondiendo las cicatrices fingidas de su mente juguetona.

Tenía unos ojos grandes, tan expresivos que casi susurraban a voces sus más peligrosos secretos,
sabía que eran su punto débil, pero hasta cierto punto le gustaba.
El golpe seco de los nudillos contra la puerta blindada rompieron el sosiego nocturno,
la compañía humana era incómoda cuando tan solo se quería disfrutar de la soledad,
una bendición cuando la piel ardía tanto como las paredes.

El alcohol empapaba el áspero sentir de la madrugada,
calamaba la sed, delataba la perversión.
Si alguna vez quiso jugar a aquello en realidad, nunca lo supo,
pero tampoco hubo demasiado tiempo para el arrepentimiento absurdo.

Carreras de besos, lucha de cuerpos,
el beber desenfrenado de un nuevo veneno.
Los gritos, el silencio, el rasgar de la carne,
la sangre de un accidente, los gemidos indecentes,
gargantas rotas, palabras ahogadas, tórridos suspiros
entre sábanas profanadas...





Y de nuevo, el silencio.


4 comentarios:

  1. chapo enana. Este es grande (q no largo), si señor.
    sigue asi^^

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  2. Nada como empezar la noche abriendo los ojos, bebiendo, escribiendo. Y acabarla profanando sábanas.

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  4. llega el silencio y se mantiene exacto en el giro del magnetismo del Sol.
    besos volados.

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