Décadence Perpétuelle
miércoles, 11 de abril de 2012
Cambios
jueves, 3 de noviembre de 2011
Te recuerdo
Te recuerdo.
miércoles, 9 de febrero de 2011
Ella
Las decepciones quizá, o una masa de caos informe que me empeñaba en amasar con los dedos hasta que se asimilase a un conejito blanco, como el de Alicia. Y que me llevara lejos, donde todo es raro, donde las flores te citan a Faulkner y a Wordsworth mientras un gusano te escupe nubes de menta y pregunta, qué fue primero la idea o la cosa en sí. Pero Platón es demasiado para mí en un día gris...y tener que determinar que la mímesis es la imitación de las ideas y los pensamientos me duele, como si un enjambre pérfido quisiera hacer de mí lo que yo haría de Rubén Darío si aún viviera.
Me abrazaba el silencio cuando una ráfaga de viento frío me devolvió a las aceras, a las almas y al cielo. Y no, no se diluían, todo seguía en su lugar, escrupulosamente colocado, tal y como lo dejé antes de romper a llorar.
jueves, 9 de diciembre de 2010
Martí
Como millones de hormigas carnívoras, Martí sentía un cosquilleo insufrible en las puntas de los dedos, ávido de carne y sediento de letras, le devoraba aquí y allá sin coherencia, con desorden nervioso.
Se despertó molesto, casi enfadado, con una bocanada de fuego bullendo dentro de sí, pujando por salir para quemar las horas. Un bostezo furtivo mordió sus labios y con un quejido mudo, se dirigió a su escritorio frotándose los ojos. A menudo deseaba no haber sido artista, no haber dejado fluir su imaginación desbordada en juegos de niño, llenando los recovecos vacíos con un mundo de sueños azules. Si aquello no hubiera pasado, se habría dedicado quizá a la medicina, en una universidad cualquiera, abriendo cuerpos y no rasgando almas, curando realidad, no escudriñando recuerdos inventados. Eso no habría importado, pues los cuerpos serían cuerpos sin más, cúmulo de carne muerta, enfermedades con olor a formol. Pero no, Martí no veía cuerpos sin más, Martí bebía melodías de los corazones colmados de olvido, arañaba frases inconclusas al viento tímido que se colaba por la rendija de la ventana, frío como un amor escondido.
jueves, 12 de agosto de 2010
Jake
El humo de un cigarrillo mal apagado dibujaba siluetas en una habitación de penumbras, de una forma suave y tímida se colaba la luz de la gran ciudad por los huecos de la persiana alumbrando aquellos ojos humildes, llenos de fantasmas. Miró al techo con desgana y dio un resoplido que retumbó por las esquinas, a menudo había pensado que el aburrimiento terminaría matándole algún día, literalmente y de una forma cruel.